martes, 13 de diciembre de 2011

LA FABRICACIÓN DE MARIANO RAJOY

Un artículo de Paqui Castillo Martín

Sobre mi persona recaigan exclusivamente las responsabilidades judiciales que derivarse puedan de la publicación de este artículo

No me he atrevido a poner las noticias. Miedo me da sólo apretar el mando. No quiero. 
¿Será ésta la única manera de manterme ajena a la "ola del cambio"? Sí, así la llaman. Ola u oleada, que, para el caso, es lo mismo, si de tsunamis políticos se trata. Una ola de contagio...

¿Cambiar es volver a lo mismo de siempre? ¿Cambiar es reemplazar una ideología de centro-izquierda por otra de centro-derecha cada cuatro,  ocho, doce años? ¿Eso es cambiar? Que vengan, y me lo digan.

No, no he querido ver la tele. Ni mirar en el Twitter, ni el Facebook, ni los debates virtuales de Blogger.
No. Y debo ser la única, a lo que parece. Porque en España no se habla de otra cosa. Cambio.
Sí, probablemente. Si entendemos por cambio que cambien algo las cosas para que nada cambie. Café para todos.

A mí me da miedo apretar el mando y escuchar a Rajoy. Temo por el futuro de España, en manos de un nuevo presidente  con menos charme que el anterior. Un Aznar venido a menos, lo que ya es decir poco. 



Es la era tecnológica, la era del predominio de la imagen, en la que los políticos se construyen en los gabinetes y se terminan de armar en los camerinos de maquillaje de las grandes cadenas multimedia. Decía Peter Burke que a  Luis XIV, el rey Sol, se le fabricaba: peluca alta, capa de armiño y zapatos de tacón. Impresionante. Los súbditos le creían un dios que al contacto de su mano curaba la escrófula. Desde entonces hasta ahora, la creación de imagen ha crecido de modo imparable. Importan más las apariencias que las esencias, el continente que el contenido. O si no, al tiempo. Por si acaso, de advertencia sirva: un examen atento al discurso rajoiniano y sólo queda en dividendo una substancia muy pobre: atentos a la lectura entre líneas de su florida retórica. Porque, entre arrastre y arrastre de sílaba, en realidad está diciendo: el Estado soy yo y España...a tomar por saco.

Luego no digan que no les dije.



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